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Lo que aprendí de PAPÁ


Cuando entramos a un proceso de TRANSFORMACIÓN hay un paso que sí o sí debemos cursar; reconociendo que NO somos una República Independiente y que hacemos parte de UN MUNDO (NUESTRO MUNDO) que nos alimenta y al que retroalimentamos (Desde el día cero). Este paso tiene que ver primero con el lograr ESCUCHARNOS y segundo con el RECONOCER, esa historia que me cuento y ¿Dónde la aprendí?; ¿Para qué?: Para lograr cambiar mi discurso, y delante de mi discurso mi emoción, y delante de mi emoción mi acción y ¿delante de mi acción?: MI HERMOSA REALIDAD.


Existen discursos aprendidos que están muyyy instalados, allá en “background” y para llegar allí necesitamos ir por ellos a “ocho manos”; porque unos por ejemplo pueden llegar a implicar el sacudir y desempolvar todo un árbol genealógico para descubrir las trampas de los amados “contratos”; otros, quizás unos cuántos años de terapia para lograr conectar con aquel segundo en el que mis cinco sentidos fueron al 200% y generaron un bello “trauma”; y algunos (los más fáciles), que implican solo sentarnos a recordar aquello que escuchamos, vimos y experimentamos al lado de nuestros primeros maestros, nuestros padres o los responsables de nuestra crianza.


“YO, “siempre” que utilizo mi toalla de baño paso de inmediato a colgarla”; y cada vez que lo hago recuerdo a mi padre decir: “Cuelgue la toalla en el baño porque coge mal olor”; algo que nos repitió por “n” años. Este para colocar un ejemplo sencillo, al lado de uno un poco más enredado: “El matrimonio es para toda la vida”.


Ahora la pregunta:


¿Qué diferencia existe entre el discurso de la toalla y el discurso del matrimonio?


Mi respuesta para ti es: “la primera: que HOY una toalla con mal olor no me genera sufrimiento, más que incomodidad; y la segunda: que el lograr reinterpretar el significado del MATRIMONIO me costó un año de sufrimiento y de negación, antes de lograr tomar la decisión de “DIVORCIARME”.


Esos “discursos” de los que te hablo se llaman CREENCIAS; y eso en lo que creemos al final termina siendo los lentes con los que vemos la VIDA.


Cuándo desees llegar rápidamente a la raíz de esa historia que te cuentas, esa forma de SER que no está generando esos resultados que deseas HOY en tu vida, o aquella historia que sí te potencia, ve primero a esos días, allá con papá y mamá, o con quién haya acompañado tus primeros años de vida.



Ileana

Coach de Vida

MENTE Y CORAZÓN EN TRANSFORMACIÓN

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